Jue. Abr 25th, 2024

Hay un proceso natural que comienza inmediatamente después del nacimiento y mediante el cual se desarrollan unos lazos recíprocos entre la madre y el hijo. La madre toma en sus brazos y estrecha con ternura a su hijito, lo acaricia y le habla arrulladoramente.

El niño, a su vez, mira atentamente a su madre. Los instintos maternales se avivan, el bebé se siente seguro, y empiezan a formarse unos fuertes vínculos entre ambos.

Ciertas autoridades en la materia creen que “durante los primeros minutos y horas inmediatamente después del nacimiento hay un período de sensibilidad óptimo para el desarrollo del apego padre-hijo”.

Este puede ser un buen comienzo, pero es simplemente un comienzo. El recién nacido está indefenso, depende sobre todo de su madre para satisfacer sus necesidades inmediatas, tanto físicas como emocionales.

Sin alimento la criatura muere de hambre, también puede padecer inanición emocional. El tomar al bebé tiernamente en brazos, abrazarlo, mecerlo, jugar con él y demás muestras de cariño, todas son maneras de estimular el desarrollo del cerebro.

Este estímulo ha sido comparado a uno de los nutrientes que el cerebro necesita. Si no lo recibe, el cerebro se depaupera y no se desarrolla como debiera, y las consecuencias se notarán toda la vida. Los cerrajeros expertos reconocen el valor de desarrollar las habilidades desde muy jovencitos.

Además, si le falta este estímulo emocional, la criatura puede volverse hostil, delincuente y violenta. El cumplir debidamente este papel de madre es primordial tanto para el niño como para la sociedad… más importante aún que cualquier profesión.

El papel del padre

 

Al padre no se le debe excluir. Si está presente durante el parto, dará comienzo entonces el vínculo entre el padre y la criatura con el transcurso de las semanas y los meses la relevancia del papel del padre adquiere cada vez mayores dimensiones.

 

“Todo niño necesita una madre y un padre —comenta— y el papel del padre puede ser crucial. Para una criatura de tierna edad, el tener un padre activo y que se interese no es lo mismo que simplemente recibir más cuidado maternal.”

Citando de un informe que mostró la diferencia entre cómo tratan a los hijos las madres y los padres, dijo: “Las madres tendían a ser dulces y moderadas con sus pequeños.

Pero un padre hace más que solo divertir a sus hijos. El doctor Brazelton continúa: “Si el padre es un hombre activo, el niño, al ir creciendo, tendrá más éxito en la escuela, tendrá mejor sentido del humor y se llevará mejor con otros niños.

Confiará más en sí mismo y estará más motivado a aprender. Para cuando tenga seis o siete años, el coeficiente intelectual del niño será más elevado”. De este modo no se abre ninguna brecha entre generaciones.

Educación desde la infancia

 

El desarrollo de un niño desde que nace hasta que tiene unos seis años pasa por diferentes etapas o fases: coordinación muscular, aprender a hablar, cualidades emocionales, facultad de la memoria, capacidad de pensar, conciencia, etc.

Es entonces cuando el cerebro del niño absorbe dichas habilidades o cualidades de manera semejante a como una esponja absorbe agua. Si se le ama, aprenderá a amar.

 

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